LA GOTA QUE NO REBASA EL VASO

Por: Hugo F. Castellanos

El agua es vida. Así de simple, y así de complejo. El recurso vital es hoy motivo de un enorme desafío global. De hecho, está contenido dentro de los 17 ODS.

Para la especie humana el agua resulta tan imprescindible como para la agricultura. 

La clave del presente está en una palabra que se introduce poco pero que en necesaria: gestión.

Dentro de la gestión del agua está su mejor uso, el óptimo en la agricultura y toda la producción alimentaria. 

En un informe que está en su sitio web, el Banco Mundial asegura que “el agua es un insumo fundamental para la producción agrícola y desempeña un papel importante en la seguridad alimentaria. La agricultura de regadío representa el 20 % del total de la superficie cultivada y aporta el 40 % de la producción total de alimentos en todo el mundo”.

Con ese contexto, pensar en el agua es también (o debería permitir) reflexionar sobre la mejor manera de aprovechar cada gota, literalmente. 

El drama de la sequía moderada a extrema que castigó en 2023 a buena parte de América Latina y el Caribe llevó por ejemplo al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) a elaborar una iniciativa Hemisférica Agua y Agricultura en buena parte de la reunión de su Comité Ejecutivo de mediados del pasado año. La idea plasmada en un destacado documento apunta al sector agrícola para que contribuya en acciones para enfrentar la crisis hídrica regional, Fueron 14 ministros de Agricultura y otros altos funcionarios del sector agropecuario de las Américas, representando a 25 países, que refrendaron el compromiso.

El agua escasea. Se agota en el campo. En las ciudades empieza a faltar. Y para la producción y seguridad alimentaria de un mundo volátil, es un elemento más que clave. 

Antes de llegar a 2030, debería existir un trabajo serio y comprometido del ámbito público y privado para lograr consensos en la gestión del agua, y ayudar a pequeños y medianos productores a conocer con mayor amplitud entre otras cosas, buenas prácticas que agreguen valor cuidando todos los recursos.

Esta vez, en el mundo no hay una gota que rebalsa el vaso. Por el contrario. Falta agua para darle de comer a un mundo que en 2050 tendrá 10 mil millones de habitantes.